La sonrisa de Lucila Antonijevic se agranda cuando ella está en medio de vacunos, sus perros, la inmensidad del campo y la unión de todo esto. Su voz y sus órdenes hacen eco en esa gran pampa del Ea. Buenos Aires; Estancia a la cual volvía todos los veranos hasta que finalmente la opción fue quedarse. Varias cosas quedaron en el camino, varias costumbres fueron sostenidas pero, con el correr del tiempo y el pasar de las personas a través del mismo, Lucila le dio a esta Ea. la identidad que lleva como marca registrada de su trabajo diario, de su constancia, de su perseverancia, de su paci... Seguir leyendo
La sonrisa de Lucila Antonijevic se agranda cuando ella está en medio de vacunos, sus perros, la inmensidad del campo y la unión de todo esto. Su voz y sus órdenes hacen eco en esa gran pampa del Ea. Buenos Aires; Estancia a la cual volvía todos los veranos hasta que finalmente la opción fue quedarse. Varias cosas quedaron en el camino, varias costumbres fueron sostenidas pero, con el correr del tiempo y el pasar de las personas a través del mismo, Lucila le dio a esta Ea. la identidad que lleva como marca registrada de su trabajo diario, de su constancia, de su perseverancia, de su paciencia y de su orgullo. @lucilaantonijevic
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